Pelar las patatas, cortar en cuatros longitudinales y luego en rodajas de 4 milímetros, usando una tabla como apoyo para tratar de hacer todos los trozos tan iguales como sea posible.
Pelar y picar las cebolletas en rodajas finas.
Calentar el aceite al 6 en la placa de inducción en la sartén de 25cm de diámetro. Una vez caliente, echar las patatas y las cebolletas con los 4g de sal
Una vez fritas la patatas y las cebolletas, se escurre bien el aceite y se reserva para después, dejando reposar unos minutos para que se enfríen, evitando así que se cuaje el huevo al mezclar todo.
Batir suavemente los huevos con 2g de sal, lo justo para que se mezcle la clara y la yema sin que queden muy esponjosos. Si no se dispone de una balanza, se puede echar una pizca de sal para cada huevo.
Juntar las patatas frías con los huevos y dejar reposar 5 minutos.
Pasar el aceite de las patatas a la sartén de 22cm y calentar al 7 en la placa de inducción. Será suficiente con una cantidad que cubra el fondo de la sartén para que la tortilla no quede aceitosa.
Freir la por un lado, moviendo la sartén suavemente de forma regular para que el huevo no se agarre al fondo. Tardará entre 10 y 12 minutos hasta que esté cocinada. Vigilaremos el contorno de la tortilla para asegurar que se ha cuajado correctamente.
Tapar la sartén con un plato más grande y dar la vuelta a la tortilla. Se devuelve a la sartén por la cara sin cuajar y se termina de freír.
El tiempo de cocción por la segunda cara depende del punto que busquemos. Para una tortilla jugosa bastará con 4 minutos. Si se quiere totalmente cuajada, por ejemplo para transportarla con seguridad o comerla de un día para otro, necesitará entre 8 y 10 minutos para tener el huevo completamente cuajado.